La palma como alternativa

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La palma aceitera, Elaeis guineensis, es una palmera de origen africano, cultivada en diferentes partes del mundo. Actualmente en el Perú, la palma aceitera se cultiva en 16 distritos de 9 provincias de las regiones de San Martín, Huánuco, Ucayali y Loreto. Sólo en la región San Martín, según la Dirección Regional de Agricultura hasta el 2018 se tenía 34 432 hectáreas instaladas de palma (Noriega,2018).

Hay opiniones desde diferentes perspectivas, pero ¿el cultivo de la palma genera desarrollo? Muchos funcionarios y empresarios están convencidos y defienden que las plantaciones de palma a gran escala sí generan desarrollo en los pueblos aledaños a donde se instala, según dicen éstas pueden ser plantadas de manera sostenible y genera puestos de trabajo. Indiferentes al impacto ambiental y territorial. Pero, ¿acaso éstas alteraciones no afectan la calidad de vida de estos pueblos? Hay muchos casos donde la población se ha visto más perjudicada, por la deforestación, “el reemplazo de los cultivos tradicionales por palma africana que va desplazando a las especies nativas, mientras que los acuíferos se ven frecuentemente afectados por el alto consumo de agua que demanda este cultivo, además de la contaminación de aguas superficiales productos de los aceites, fertilizantes, etc. A eso hay que sumarle conflictos por la tierra entre comunidades y empresas palmicultoras; la propagación de plagas, propiciada por el monocultivo, que afecta a los sembradíos y a los pequeños productores quienes, con sus plantaciones destruidas y sin productos alternativos para comercializar, terminan incurriendo inevitablemente en deudas. Todo ello, coronado finalmente con procesos judiciales que intentan muchas veces reparar daños cuando ya es muy tarde”. (Mongabay, 2018)

Un estudio realizado por la investigadora del ICTA-UAB, Sara Mingorría, en el Valle de Polochic, en Guatemala, pone en evidencia que una de las grandes consecuencias ambientales de estos cultivos es la infertilidad que provocan en los suelos. Según Mingorría, este monocultivo pide una gran cantidad de nutrientes, y elimina la capa orgánica del suelo.

Aún con todos éstos casos visibles e información disponible, se sigue fomentando y apostando por este cultivo, pues hay todo un marco legal que favorece la promoción de inversiones privadas.

Desde el Decreto Supremo N° 015-2000-AG, donde el Estado declara de interés nacional la instalación de plantaciones de palma aceitera. Y desde el 2000-2010 se contó con un Plan Nacional de Promoción establecido con la finalidad de mejorar la oferta interna de aceite de palma, promoviendo el desarrollo de 50 000 hectáreas hasta el 2010. (Noriega, 2018).  Después, en junio del 2016 el MINAGRI pre-publicó el Plan Nacional de Desarrollo Sostenible de la Palma Aceitera en el Perú 2016-2026, el cual debió someterse a consulta previa según dispone la Ley N° 29785, Ley del derecho a la consulta previa a los pueblos indígenas u originarios. Ante ello la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali (FECONAU) apeló la negativa del Ministerio de Agricultura (MINAGRI) a efectuar la consulta previa del Plan Nacional de Palma Aceitera. Pues el MINAGRI debía consultar a los pueblos originarios o a sus organizaciones representativas debido a que la puesta en marcha del Plan suponía grandes riesgos para estos, especialmente por la superposición de plantaciones de palma aceitera en sus territorios ancestrales. (Servindi, 2017)

Por otro lado, existe una Mesa Redonda sobre el aceite de palma sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés), plataforma que certifica el uso sostenible de la palma aceitera. Comprende 558 miembros, de los cuales, la tercera parte representan fabricantes de bienes de consumo y sólo el 17% de ellos son productores de aceite. Siendo parte de ella, la Industria de Palma Aceitera de Loreto y San Martín S.A., INDUPALSA, la cual es una empresa agroindustrial de productores de palma aceitera que se conformó como resultado de la propuesta de Desarrollo Alternativo promovido por la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC) y la Comisión Nacional Para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA) en la Sub Cuenca de los ríos Caynarachi y Shanusi, como parte de la estrategia del Estado Peruano por desarrollar una economía licita en zonas de pobreza extrema, violencia subversiva y narcotráfico. La empresa se constituyó el año 2005, con el objetivo de instalar y operar una planta de extracción de aceite de palma, con capacidad para procesar 36,000 TM de racimos de palma anualmente.

También El Grupo Palmas quien tiene como empresa matriz a Palmas del Espino S.A. que fue constituida en marzo de 1979, actualmente opera en el distrito de Uchiza, provincia de Tocache, departamento de San Martín. El Grupo Palmas es considerado uno de los grupos más sólidos del sector Palmero, está conformado por empresas (Palmas del Espino, Palmas de Shanusi, Palmas del Oriente) dedicadas al cultivo de la palma aceitera y la transformación en sus productos derivados

En San Martín también contamos con Oleaginosas del Perú S.A.- OLPESA quien lleva a cabo actividades relacionadas con la producción agrícola, el procesamiento y la comercialización de la palma de aceite y sus productos derivados, como los biocombustibles y otros productos.

¿Y los pequeños productores están organizados también? No hay un número exacto, pero según Barrantes et al, los pequeños productores de palma aceitera también están asociados y existen hasta tres tipos de organizaciones, diferenciados básicamente por los incentivos dados durante su creación. Uno es el modelo asociativo impulsado por las Naciones Unidas como parte de su programa de desarrollo alternativo. Otro corresponde a las asociaciones creadas como socios estratégicos de las grandes plantaciones, como sucedió en Tocache, con el Grupo Romero y la Federación Regional de Palma Aceitera San Martín. El tercero corresponde a las asociaciones recientemente creadas con el fin de participar en proyectos financiados por el Programa de Compensaciones para la Competitividad (Agroideas) del Ministerio de Agricultura y Riego.

Y así vemos que la tendencia de seguir fomentando éste mono cultivo sigue creciendo con el paso de los años. Para el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) la suma total de palma aceitera cultivada en las cuatro regiones donde están establecidas, es de alrededor de 85 000 hectáreas y de estas la mitad se plantó sustituyendo bosques amazónicos. A pesar de ello la Junta Nacional de Palma Aceitera del Perú (JUNPALMA PERÚ) ha manifestado la intención de alcanzar las 250 000 hectáreas de cultivos con el objetivo de abastecer a todo el mercado nacional.

Autora: Cynthia Carranza Angulo. Egresada de Ingeniería Ambiental. UNSM.

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