A 10 años del asesinato de Emilio Marichi Huansi (Waan, líder) del pueblo indígena Kampu Piyawi (mal llamados Shawi o Chayahuita) y a un año del asesinato de Quinto Inuma Alvarado, del pueblo Kishwa de San Martín, una agenda sigue pendiente en el Perú y esta parte de la Amazonia.
Los hechos de muerte de los líderes ambientales mencionados, así como la reparación debida a sus familiares y la urgente protección a los mismos, sigue sin resolverse íntegramente. Hasta hoy, son actos simbólicos los que desarrolla el Estado, pero, cientos de líderes siguen siendo amenazados cada día y sus comunidades, aún siguen postergadas.
La titulación individual de predios en el país, avanza muy rápidamente mientras, la titulación de los pueblos indígenas viene durando años y la misma, aún no es una titulación integral pues, las zonas boscosas de las mismas, siguen siendo entregadas como cesión en uso. Añadida a esta situación, está la presión creciente de empresas irresponsables que promueven la invasión de tierras para lograr el desbosque de las mismas, pedir el cambio de tipo de uso de suelo, promover la titulación individual y acaparar estos espacios para monocultivos.
Alrededor de la muerte del bosque y el desplazamiento de los pueblos que lo habitan, se suman la reducción de los medios de captación y conservación de agua para la agricultura y la subsistencia humana y la muerte de cientos de especies de animales y plantas originarias de la Amazonia. La inversión del Estado y la transparencia para investigar estos impactos y tomar decisiones pare revertirlos, también es un asunto altamente postergado.
Los aislados y escasos avances del Estado, vienen forzando a las comunidades y dirigentes a mejorar sus propios mecanismos de autoprotección. Igualmente, a generar sus propias prácticas de protección territorial y conservación. Siendo este proceso desigual, frente al crecimiento de las mafias reunidas entre procesos locales y autoridades nacionales y grupos organizados de otros países que se unen a estas mafias, esta labor se vuelve día con día más compleja y peligrosa.
Este mismo proceso, va acompañado de una agenda nacional que entierra progresivamente la democracia y camina a reducir el espacio cívico. En el ámbito local, también vemos una agenda local política y religiosa que coquetea con las mafias nacionales y se alinea a poses dictatoriales.
Marichi e Inuma, así como las decenas de líderes asesinados en Perú y los cientos de defensores ambientales asesinados en Abya Yala (América Latina) siguen buscando justicia. La COP29, ha concluido, esperamos acuerdos que frenen realidades como esta. Los Estados, no les pertenecen a los gobiernos de turno, son entes creados para servir a toda la ciudadanía, y el respeto a la vida e integridad, es un derecho humano que urge defender, más aún si está unido al futuro de nuestro planeta.
Ahora, discusiones e información como esta, no circulan con facilidad, existen cercos mediáticos y ahora, en el mundo de las redes sociales, lo que prima es la “información basura”, vana, que nos distrae. Pero, recordar el legado de la vida y sacrificio de quienes cuidan la naturaleza, nos debe llamar a recordarles y reflexionar en los retos que tenemos para mirar hacia un mejor tiempo para la amazonia, la naturaleza, sus pueblos y la humanidad.
Jorge Arboccó. Comunicamazonia
Más información:
Sobre Quinto Inuma: https://www.elperuano.pe/noticia/229143-asesinan-quinto-inuma-alvarado-apu-de-la-comunidad-nativa-santa-rosillo-de-yanayacu
Sobre Emilio Marichi: https://derechoshumanos.pe/asesinan-a-lider-indigena-shawi-en-san-martin/
